Catálogo


UN DRAMA EN IX ACTOS Y 27 CUADROS 

 Esta exposición no viene a reescribir la historia sobre la Guerra Civil del 36. Ni es un relato completo, ni académicamente riguroso. Mucho mejor que nosotros ya han escrito otros. Son unos apuntes sobre algunos de los acontecimientos más sombríos que cuyos efectos duran hasta nuestros días sin que ninguno de los gobiernos que ha pasado por el poder durante los últimos 34 años haya querido afrontarlos. 

Pretende estimular el afán por conocer y comprender esos dramáticos sucesos que tuvieron lugar en Navarra, unos crímenes horribles que se cometieron hace 77 años y que no han tenido ninguna acogida por parte de la Justicia de este país. Ni siquiera ha sido capaz de organizar una recogida adecuada de los restos de las víctimas sacrificadas en aquella orgía de represión que se extendió por toda Navarra aquel fatídico 1936. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Ni oír. Ni entender. Justificarse, sí. A costa de lo que haga falta. De la verdad por ejemplo.

 Esta exposición trata de mostrar, lo que muchos, demasiados, se niegan a ver y se oponen de mil formas a que otros, sobre todo los más jóvenes, puedan llegar a ver; quiere hablar, hacer uso de la palabra para que lleguen a entender lo que ni en su momento tuvo, ni ahora, menos, tiene ninguna justificación. Una sociedad no puede, con la ligereza con la que algunos pretenden pasar la página de unos acontecimientos tan graves y sangrientos, sin que nadie se responsabilice del enorme daño causado, dejándolos totalmente impunes. 

No valen excusas del tipo de todos tuvieron/tuvimos la culpa; ni, que en todas las guerras se cometen excesos; ni, lo que es más grave, aquí no se cometieron tales excesos. O minimizarlos. Aquí, en Navarra, en concreto, nada de eso vale. Aquí no hubo ningún enconado enfrentamiento militar de un ejército contra otro. Aquí solo hubo víctimas, miles de víctimas inocentes a manos de quienes decían defender la patria y su religión. 

Así de crudo.  

En la presentación a cargo de las Comisiones de Navarros en Madrid y Sevilla del libro del general Salas Larrazabal Los fusilados en Navarra en la Guerra de 1936: “La guerra de liberación fue vivida en Navarra, desde su misma iniciación, y sobre todo entonces, como una guerra de cruzada, como una guerra de salvación de una sociedad que estaba siendo atacada, con violencia máxima, por fuerzas marxistas y comunistas, ateas y materialistas. Ideal de cruzada que se plasmó e inscribió en los miles de tumbas de combatientes navarros: “Muerto por Dios y por España”. Afirman - sirva de negación - : “… se han contado, de la manera más fantástica, toda clase de horrores y de modos de llevarlo a cabo”. 

 Se escandalizan de que en el mismo Parlamento Foral de Navarra, se hablara públicamente de “huesos machacados”, palabras pronunciadas por Ricardo González Moreno del grupo político Amaiur, según recoge el Diario de sesiones del Parlamento del 20.08.1981. Ni siquiera admiten la evidencia del número de víctimas ya para entonces concienzudamente investigadas por Jimeno Jurío y por los autores del libro “Navarra 1936. De la esperanza al terror”, que daba un número mínimo de 2.789 muertes violentas, aunque consideraba que el número real superaba esa cantidad como posteriormente se ha podido comprobar. Para Salas Larrazabal, de cuya veracidad y rigor científico, no se puede dudar (?), la cifra no va más allá de 1.190. Algo es algo, porque el magnífico historiador que fue también Jaime del Burgo daba una cifra total de 678 muertos. 

 Consideran, cómo no, que “la condena de unos hechos injustos no empañan la justificación ni la justicia del Alzamiento, en el que Navarra cubrió los frentes de combate, como se leía en la inscripción lapidaria del Palacio de la Diputación Foral de Navarra hasta que fue raída hace bien poco, con el beneplácito de la Corporación, bajo el pretexto de una limpieza de fachada, renegándose de lo que es la mejor historia de Navarra”. Laureada de San Fernando incluida, que acaba de ser sintomáticamente alabada hace bien poco de similar manera por el ex consejero del Gobierno de Navarra José Ignacio Palacios. Todo un canto al sentido de la justicia de esta gente.

 Las organizaciones de la memoria histórica no podemos permitir que aquel cinismo criminal que trituró tantas vidas y las redujo a polvo de olvido; no podemos, no debemos, rendirnos al derrotismo de ya no se puede hacer más.

 No podemos hacerlo por un elemental deber de justicia para con la víctimas. Y, también, porque continuar con la denuncia de aquel cinismo puede servir de vacuna contra todo cinismo actual que es de la misma madre que el entonces y, aunque se disfrace de pura economía, sigue causando dramáticos estragos entre las mismas capas populares que las de aquella época. Ese espíritu nos anima a plantear esta exposición. Es en realidad un drama en nueve actos con veintisiete cuadros en que víctimas y verdugos cruzan su mirada con la nuestra; nos meten en el drama, nos hacen partícipes de él.

 Nos piden que escribamos cada uno de nosotros, cada uno de vosotros ciudadanos, espectadores de esta tragedia, un final justo para las víctimas y para los victimarios.

 He aquí el drama.

Manifiesto Apoyo Expo Navarra Nafarroa 1936

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